Para poder echarse el mundo a la espalda hace falta mucho más que sólo fuerza

Titanes con Alma es un servicio de Mentoría uno a Uno dedicado exclusivamente a quienes dirigen Empresas Familiares, de las que son miembros y están en segunda generación, que además incluye un programa especial Accionistas y Familiares y otro para Profesionales liberales con Despachos y Clínicas

Puedes escoger entre cinco Programas diferentes, en función de la complejidad de la organización que dirijas.

Pero la base de todos es la misma: acompañarte a ti, quien dirige, como sólo alguien que ha hecho antes lo mismo que tú durante muchos años puede hacerlo.

La Mentoría que te propongo en Titanes con Alma sólo puede hacerse desde la propia experiencia.

Quien no haya estado en tu silla, la más alta, no sabe cómo es ni lo que sientes.

No sabe del miedo, de las dudas, del ruido a veces en la cabeza, sólo parecido al silencio total que se hace otras veces en que parece que ni una sola idea razonable se asomara entre tus dos orejas.

Por eso yo he diseñado ésta Mentoría. Para tratar eso.

Porque yo he caminado, ya noche cerrada, por pasillos larguísimos cuando ya no había (casi) nadie en el edificio intentando discernir cuál era la mejor solución para algo.

Yo he conducido ya tarde por la noche, de regreso a casa, intentando decidir si debía o no cerrar esa negociación, firmar ese acuerdo con los sindicatos, esa inversión en software, ese cambio de edificio.

Yo he dudado si comprar, eso, si vender aquello, si tomar esa decisión que tenía esos millones de euros como consecuencia.

Yo me he llevado varios cientos de vidas a la cama junto con la mía propia y he mirado el techo, sin poder conciliar el sueño preguntándome qué era mejor para todos.
Para la organización, para los accionistas, para los trabajadores, para todo el entorno…para mí…

El techo es plano, a veces el techo se prolonga en una pared de un pasillo, a veces en la puerta del baño de una habitación de un hotel…

Y, en ese momento, no hay nadie. No hay nadie alrededor, nadie arriba, nadie por abajo.

Cuando te entra ese miedo que parece que te paraliza, no hay nadie.
Cuando te dices que dentro de un mes (un año, un siglo) todo esto se verá con perspectiva y que todo tendrá un contexto distinto…nadie.

Y entonces, diciéndote eso, te vuelve a entrar mejor el aire en los pulmones hasta que te das cuenta de que el alivio es momentáneo, porque aún no has terminado de decidir…
En todo ese proceso, a tu lado no hay nadie. Nadie.

Nadie a tu lado, ni arriba. Porque nadie nos paga para delegar responsabilidades hacia arriba: por eso tenemos el coche más caro.

Nadie nos paga, tampoco, para pringar a gente que no tiene incluido en el sueldo el tomar decisiones de esos calados…
Que no tiene tampoco toda la información, no tiene la foto completa…
Pero, especialmente, no tiene esa responsabilidad porque esa es sólo tuya, por eso tienes esa silla más alta…

Y un día aprendes a decidir así.

Aprendes a vivir así.

Aprendes a vivir entre la incertidumbre, convives con el miedo.

Si estás medio sano te empiezan los ardores de estómago.
Si estás medio enfermo llegan las adicciones: el alcohol, los esnifados… En el mejor de los casos, adicción a tu propia adrenalina…

Ese día la balanza parece equilibrarse y te metes en el alma, la cabeza y el corazón, que esa soledad forma parte de tu oficio. Que estar solo con tus miedos y tus decisiones es lo que te toca, porque eres grande, eres fuerte, eres listo… Por todo eso eres el CEO.

Por todo eso estás solo.
Como solos estás los buzos en la oscuridad del océano, como solas están las madres en el infinito dolor del parto, como solos están los reyes en el exactísimo momento de la coronación.

Todo esto lo sé yo. Todo esto lo sabes tú.

Por eso, todo lo que vas a leer desde aquí, es una propuesta sincera, desde mi experiencia hasta la tuya.
Espero que te reconforte